Desde las filas de los movimientos climáticos se repiten los ruegos para liberarse de los términos del siglo XX y argumentar más allá de los debates antiguos sobre el sistema. Por ejemplo, la investigadora de transformaciones Maja Göpel dice en una entrevista con el periódico Tagesspiegel de Berlín: “Lo último que necesitamos ahora es una discusión ideológica sobre el socialismo y el capitalismo”. Y Luisa Neubauer, de Fridays for Future, sigue la misma línea cuando explica que necesitamos una forma diferente de actividad económica, pero esto no tiene nada que ver con el socialismo.[i]
Si se considera el historial ambiental de los estados socialistas en el siglo XX, este argumento parece inmediatamente plausible. La ausencia de propiedad privada y de intereses de lucro no detuvo el proceso de destrucción de la naturaleza; por el contrario, en muchos aspectos el resultado fue aún más devastador que el presentado por los países industrializados occidentales. Aunque el proyecto de desviar los ríos siberianos hacia las estepas de Asia Central con la ayuda de explosiones nucleares nunca se llevó a cabo, el modelar la naturaleza según las necesidades humanas fue una idea emblemática y muy extendida en la Unión Soviética. Durante los años veinte y treinta, el escritor soviético Andrei Platonov decía: “El hombre cambia más lentamente que el mundo. Este es precisamente el centro de la tragedia”. [ii] Y donde el socialismo no se complacía en grandes fantasías tecnológicas, había simplemente indiferencia a los ciclos de la naturaleza.
Quienes vivieron en o visitaron la República Federal Alemana probablemente recuerden el smog acre sobre las ciudades de la República Democrática Alemana (RDA), durante los meses de invierno, así como la contaminación del aire alrededor de las plantas petroquímicas.
Sin embargo, me parece importante contradecir a Göpel y Neubauer en la cuestión del socialismo: si uno quiere evitar el colapso de los sistemas ecológicos de nuestro planeta, no puede evitar la política socialista. El hecho de que la destrucción de la naturaleza siga acelerándose, a pesar de las innumerables declaraciones de intención de la política y los negocios, hace que no puede explicarse fuera de la naturaleza del capitalismo, una tesis ampliamente compartida por Fridays for Future. Contrariamente a lo que parece en muchos debates, el capitalismo no es simplemente una actitud ante la vida o un modelo de consumo, sino que es, ante todo, una relación de propiedad y clase. Lo que esto significa y la medida en que está entrelazado con el proceso de destrucción de la naturaleza es lo que voy a esbozar a continuación.
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[i] Jonas Bickelmann: «‘Un liberalismo de responsabilidad-negación de los que tienen'». Entrevista con Maja Göpel. En: Der Tagesspiegel, 25.9.2020; Peter Unfried: La mayor mentira de la política climática. Luisa Neubauer en una entrevista. En: taz. FUTURZWEI, 10.9.2019.
[ii] Platonov, A. (2019). Dzhan o la primera tragedia socialista..